Rehabilitación

Las actuaciones a realizar en los chalets y resto de edificios se encaminarían a consolidar y mejorar sus características constructivas y funcionales, además del mantenimiento y respeto de su configuración estética singular e incluso su potenciación y revitalización.

 

Rehabilitación estructural


Salvo en contados casos, el conjunto de las edificaciones que componen la Ciudad se encuentran en un estado estructural aceptable. Por su característica general de casas en planta baja con muros de carga de ladrillo y sus reducidas dimensiones, las intervenciones a realizar son relativamente sencillas.

Para tener un conocimiento claro de las fallas estructurales y tener un cuadro patológico completo, se realizaría un análisis particularizado a cada uno de los sistemas constructivos (muros, pilares, cubiertas, soleras), detectando los problemas más graves.

Según el nivel de gravedad, se realizarían las siguientes intervenciones:

  • Consolidación: Afianzamiento de muros y estructuras porticadas, con refuerzos puntuales de baja intensidad.
  • Rehabilitación: Afianzamiento de muros con zuchados y grapas, confinación de estructuras o incluso la sustitución de apoyos previo apeo de toda la estructura.
  • Reconstrucción: En casos más graves, dada la inviabilidad de rehabilitación o su carácter irreversible, se optaría por el derribo parcial o completo, sustituyéndose por nuevas estructuras y fábricas que respetasen detalladamente el diseño original, o, incluso, la reinterpretación dentro de unos estándares mínimos de calidad arquitectónica.

Igualmente, se cree conveniente la sustitución sistemática del forjado de cubierta de la mayoría de los chalets debido al deterioro generalizado de aleros, con desprendimientos cada vez más numerosos.

Gráfico de intervenciones, tomando como ejemplo el tipo M

 

Rehabilitación energética


Una de las claves de la eficiencia energética de los edificios es su capacidad de aislamiento óptima que reduzca considerablemente las necesidades de climatización en su interior. En el caso de los edificios de la edad de los de la Ciudad, confiaban su aislamiento al propio grosor de sus muros y sus cámaras de aire, careciendo de cualquier otra barrera que mejorase su inercia térmica.

Este hecho ha dificultado el uso de los mismos en otras épocas del año distintas al verano. Por ello, se cree necesaria la introducción de una nueva envolvente térmica que mejore de manera global las características de confort en los chalets y faciliten la desestacionalización de su oferta. Para realizar esta envolvente se usarían los siguientes sistemas:

  • Aislamiento térmico por el exterior (SATE) en muros. Este sistema, usado de manera extendida en rehabilitación, se basa en la aplicación de varias capas adheridas y reforzadas base de aislamiento y mortero. El acabado continuo con revoco permite mantener el aspecto actual de los edificios, pudiendo recibir sobre el mismo otros materiales como plaqueta cerámica o piedra natural. De esta manera, no se desvirtúan los diseños originales y se evita la formación de puentes térmicos.
  • Losa prefabricada de hormigón celular aislante para cubiertas. Siguiendo la posibilidad de reconstrucción de la gran mayoría de cubiertas, se plantea el uso de estos elementos que conjugan la capacidad estructural y el aislamiento en un solo material, manteniendo así unos grosores de alero similares a los originales y permitiendo la continuidad de aislamiento entre muros y cubierta.
  • Solera ventilada. Mediante el uso de módulos de encofrado perdido en forma de bóveda se anulan problemas de humedad por capilaridad procedente del terreno y complementándose con aislamiento, se cierra la envolvente térmica por el suelo.
  • Carpintería PVC. Óptima para ambientes costeros al mantenerse inalterable y con una buena capacidad de aislamiento acompañado de doble acristalamiento.

 

 

Restitución de texturas y acabados


Todas las actuaciones realizadas para la rehabilitación de los edificios de la Ciudad no deberían de perder nunca de vista sus cualidades arquitectónicas originales. Por ello, las características texturas de una época entran indudablemente dentro del deber de preservación del conjunto.

Para lograrlo, los materiales discontinuos tales como plaquetas de ladrillo, gresites y zócalos de piedra serán desmontados y repuestos tras la aplicación de la nueva envolvente térmica. En caso de imposibilidad de recuperación, se usarán otros actuales de similares características. Por otro lado, en los estriados y relieves de revocos, se reproducirían los originales.

En el caso de las cubiertas, se buscará la uniformidad material y la esencialización de las formas. La teja plana cerámica, debido a su simpleza formal sobre un material tradicional puede realizar esta función de manera general. En edificios concretos, debido a sus singularidades, se usaría chapa de zinc plegada como contrapunto actual y diferenciador de los elementos contemporáneos de los originales.

Por último, recordando a la variedad cromática existente en origen, donde se diferenciaban los chalets dependiendo a la empresa a la que pertenecían, se aplicarían una paleta de colores básicos (rojo, amarillo, verde y azul) a paramentos concretos, tanto interiores como exteriores. Con esto se conseguiría la policromía perdida y se haría más patente la variedad y diversidad de la Ciudad.